VIOLENCIA FILIO-PARENTAL: UN ANÁLISIS DE SUS CLAVES

Tras estudiar a 107 padres y madres que habían sido víctimas, encontró que sufrían: insomnio,
depresión, impotencia, sentimientos de frustración e, incluso, idearon o intentaron suicidarse.
Asimismo, algunas madres y padres necesitan medicación para superar el estrés y la tensión
que viven, y otros recurren a las drogas y/o alcohol para hacer frente a la situación de
desesperación, incredulidad, impotencia y falta de apoyo; así como: miedo, conmoción, estrés
y culpa o trastorno de estrés postraumático.
También se encuentran otras consecuencias como que los progenitores dedican tanto tiempo
y esfuerzo al hijo con problemas que desatienden al resto de los hijos, sus responsabilidades
laborales, tienen bajas médicas o ausencias frecuentes del trabajo, y se incrementan las
situaciones de tensión y discusión en la pareja, pudiéndose dar el divorcio. Los progenitores
maltratados tienen serias dificultades para aceptar abiertamente que su hijo se comporta
agresivamente con ellos y niegan el problema, aunque de admitirlo lo mantienen en secreto,
perpetuándose el maltrato.
Una de las razones que explicaría esta reacción sería la depresión de los padres y madres o su
vergüenza por haber fallado como educadores. En otros casos, la razón principal de que los
padres no exterioricen este problema es un verdadero miedo a que ello produzca futuros y
más graves incidentes de violencia en el hogar.
La violencia filio-parental, cuando el hijo o hija son menores de edad, está presente en todas
las clases sociales, si bien, es en los extremos porcentuales donde aparecen representadas
familias de bajos y altos niveles socio-económicos con una diferencia porcentual baja (Aroca,
2010), siendo el porcentaje más significativo (sobre el 75%) el que corresponde a familias que
pertenecen a la clase media-media y media-alta. Este tipo de violencia aparece en todas las
estructuras familiares (monoparentales, reconstruidas, de adopción, acogimiento o nuclear).
No obstante, la familia monoparental constituye un factor de riesgo determinante, por ser
donde aparecen más casos de violencia filial.
También existen otros factores involucrados en la VF como son: las prácticas de crianza que se
caracterizan por la irritabilidad, comunicación intrafamiliar insuficiente, poco control y
supervisión parental, prácticas coercitivas, falta de afecto, normas y límites escasos,
inexistentes o inconsistentes y niveles de cohesión familiar bajos.

Aroca-Montolío, C., y Lorenzo-Moledo, M. (2014). La violencia filio-parental: un análisis de sus claves. Anales de Psicología, 30 (1), 157-170.

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