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Mi primera entrada de blog

«Sé tú mismo. Los demás puestos están ocupados.»

— Oscar Wilde.

Esta es la primera entrada de mi nuevo blog. Acabo de empezar a escribir este nuevo blog. ¡Mantente al día para leer más entradas! Suscríbete a continuación para recibir notificaciones cuando publique nuevo contenido.

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JUSTIFICACIÓN DE NUESTRO PROYECTO

En otras palabras, ¿cuál es la situación problemática que da origen a la intervención propuesta?

Actualmente, la violencia filioparental supone un nuevo y preocupante fenómeno social aún por estudiar. Aunque lleva tiempo conviviendo con nosotros ha podido permanecer escondida al igual que ocurre con otros tipos de violencia como la doméstica o la infantil. En España un 41,8% de los delitos cometidos por los menores españoles están relacionados con algún tipo de violencia (Instituto Nacional de Estadística, INE, 2012). Como apunta Aroca (2010) “Este tipo de violencia ha sido encubierta por las víctimas y desmentida por los agresores, lo que dificulta determinar la prevalencia de la misma”.
También encontramos evidencia acerca de la existencia de VFP asociado al nivel socioeconómico familiar. La violencia filio-parental se da en las familias de todos los niveles socioecónomicos, siendo las de clase media las que proporcionan mayores datos de incidencia y prevalencia.
Por otro lado, se han registrado datos que muestran el aumento de las tasas de prevalencia de VFP. Según el INE 2012, 3.003 progenitores sufrieron violencia por parte de su hijo o hija (Ferrando, 2018).Un informe recuperado de la Fundación Amigó (2018), analizaron los datos registrados en todas las memorias de las fiscalías regionales de 2017. Observaron 4898
denuncias de padres a hijos durante el año 2015, según indica la Memoria de la Fiscalía General del Estado. Durante 2016, último año del que existen datos publicados, han descendido hasta los 4355 casos, un 11% menos que el año anterior (Fundación Amigó, 2018).
El informe de la Fundación Amigó (2018), también arroja datos acerca de la prevalencia en las comunidades autónomas, siendo Andalucía la que registra el número más alto de casos de violencia filio-parental, 1038 expedientes de reforma durante 2016, un 17% superior al año
anterior.
El creciente número de casos en España es evidente, por lo que cabría plantearse la necesidad de una intervención en dicha problemática, con el fin tanto de prevenir como de paliar. Por este motivo, entre los condicionantes que han impulsado esta propuesta de intervención (sensibilización) se encuentran, en primer lugar, el aumento y frecuencia de casos, la escasa visibilización de la problemática en sí y la necesidad de dar a conocer este tipo de violencia que se queda oculta en el seno familiar. Y por lo tanto, de este modo, prevenir de alguna forma que se desarrolle dicha problemática. Factores como el secretismo, la vergüenza y la culpa, por parte de los padres alimentan, y agravan la VFP.
En relación a esta idea, nuestra intervención resultaría útil para las familias en las que consideran que no se da esta situación, pero, sin embargo, puede ser que uno de los hijos esté comenzando a desarrollar comportamientos problemáticos hacia ellos. De esta manera, dicha intervención podría funcionar como herramienta de cribado, favoreciendo un diagnóstico precoz del problema y consiguiendo detectar la violencia filio-parental antes de que constituya un problema intrafamiliar demasiado grave.
Por otro lado, la literatura apoya la relación entre los estilos parentales y el posible desarrollo de violencia filio-parental. Podríamos pensar que ofrecer una educación en estilos de crianza a los padres, podría jugar un papel importante en la prevención del desarrollo de violencia filio-parental. Ofrecer estrategias de afrontamiento a los padres, así como dotarlos de asertividad y responsabilidad, podría ser beneficioso para anticiparnos al posible desarrollo de este tipo de violencia, controlando un factor de riesgo.
Por todo ello, prevalece la necesidad de prevención e intervención en este tipo de violencia intrafamiliar.

Referencias:
Claver-Turiégano, E. (2017). Aproximación teórica a la violencia filio-parental. Redes, 35, 21-32.
Ferrando, M. (2018). Informe nacional: España. Respondiendo a la violencia filio-parental: Perspectivas europeas. Recuperado 17 noviembre, 2019, de http://www.rcpv.eu/74-rcpv-spain-country-report-spanish/file
La violencia filio parental en España (2018). Fundación Amigó, recuperado de: https://www.fundacionamigo.org/wp-content/uploads/2018/02/vfp2018.pdf

TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN

Se ha propuesto que mientras que los hijos manifiestan más violencia física, las hijas ejercen
más violencia psicológica. En cambio, recientemente se ha revelado que en la actualidad son
las chicas quienes proceden con más violencia hacia sus progenitores, tanto psicológica como
física.
Existe un consenso al establecer que las víctimas de la violencia filio-parental son las madres
en la mayoría de los casos de maltrato. En cuanto al nivel socio-económico de los progenitores,
el 75% de las familias pertenecen a la clase media-media y media-alta.
Los progenitores autoritarios y violentos resuelven los conflictos de forma agresiva, mediante
amenazas y castigos, ejerciendo la autoridad de forma rígida e inflexible. En este contexto, el
hijo aprendería que la violencia es el vehículo para relacionarse con los demás. Por su parte,
los progenitores permisivos serían aquellos que no defienden su autoridad, ni delimitan las
normas, ni demandan responsabilidades a sus hijos, sino que los sobreprotegen y ceden a sus
caprichos sin dilación. De esta forma, los hijos se convierten en tiranos con una baja tolerancia
a la frustración y una escasa empatía.
Desde otra perspectiva, se ha propuesto que los progenitores que han tenido a sus hijos
accidentalmente y manifiestan abiertamente estar insatisfechos con sus roles parentales
pueden ser también víctimas de violencia filio-parental.
Finalmente, en otros estudios se defiende que la violencia filio-parental se manifiesta en
familias en las que uno de los cónyuges inicia una alianza con el hijo, negando los conflictos y
tratando de mantener un mito de armonía familiar.
Por lo que se refiere al proceso de evolución de la violencia filio-parental se ha propuesto que,
en la mayoría de los casos, se desarrolla un ciclo de violencia diferenciado. Así, en un primer
momento, se observa una actitud parental suave o conciliadora hacia el hijo para tratar de
reducir el estrés familiar, que es interpretada por este como una rendición o sumisión. Así,
dado que el hijo se cree triunfador, inicia una serie de exigencias excesivas y ejecuta conductas
cada vez más graves, despreciando la autoridad parental y logrando sobrepasar la paciencia de
sus progenitores. Llegados a este punto, los progenitores toman una actitud severa y hostil
que enfurece al hijo y genera de nuevo un ambiente familiar muy estresante. Entonces, el hijo
incrementa las conductas violentas más contundentes para tratar de establecer su dominio.
Así, los progenitores asumen que han perdido su autoridad. Por lo tanto, cuanto más
impotentes y confusos se sienten los progenitores, mayor es el riesgo de que pierdan el
control y de que se muestren coercitivos, lo que conlleva una venganza más violenta en el hijo.

Vizoso-Gómez, C.M. (2018). Tenemos que hablar de Kevin (2011). La violencia filio-parental.
Revista de Medicina y Cine, 14(1), 13-19.

Conozcamos más sobre VFP

Cada vez la VFP está más presente en nuestra sociedad, en España un 41,8% de los delitos cometidos por los menores españoles están relacionados con algún tipo de violencia (Instituto Nacional de Estadística, INE, 2012). Esto supone una carga económica pues en ocasiones se dejan secuelas a las víctimas. 

Este tipo de violencia se asocia (en ocasiones) con el consumo de estupefacientes u/o alcohol por parte del agresor.

Entre los distintos factores de la VFP, encontramos las conductas reiteradas de agresiones físicas, verbales o no verbales, varias formas de maltrato: maltrato físico, psicológico, emocional o financiero y dichos maltratos no tienen como única causa por el consumo de drogas, trastornos mentales, discapacidad intelectual, conductas defensivas o “retaliación” (Pereira, 2006).

En cuanto a la edad de los agresores se muestran datos contradictorios (entre los 10 y los 18 años). Pero sí que se señala un estilo educativo común: la percepción de falta de amor por parte de los hijos, lo que provoca una baja autoestima.

El proceso de la conducta violenta se va generando poco a poco basándose en distintas teorías como La teoría de la conducta planificada (Icek Ajzen 1991): por la cual una conducta se inicia y se mantiene según la interacción de la actitud hacia la realización de dicha conducta que tenga la persona, de la percepción de control que tiene sobre dicha conducta y de la influencia del entorno que sea favorable a la aparición de dicha conducta (Ajzen, 2011).

Es decir, la conducta violenta se mantiene conforme el niño o niña va consiguiendo su meta de tener el control y el poder en la familia a través de dicha conducta.

En cuanto a las características de las familias que presentan violencia filio.parental se vuelve a señalar la necesidad de autonomía del hijo debido a su excesiva fusión con uno de los progenitores (Pereira, 2011).

Con respecto a la intervención, se han realizado estudios sobre la efectividad de la terapia familiar para observar posibles recaídas y sólo se ha observado eficacia en el tratamiento con la víctima pues en la mayoría de los casos el agresor se muestra reacio a la terapia y no suele siquiera acudir, como el resto de la unidad familiar, la cual lo ve como algo ajeno que no le repercute. Por ello, en estos casos, lo que se suele hacer es la separación física de los miembros de la familia internando al menor en un centro de protección y poniendo una orden de alejamiento a la familia.
La primera herramienta para la evaluación del riesgo de VFP, fue desarrollada a través de una revisión bibliográfica, la opinión de expertos a través de entrevistas a distintos profesionales del mundo de la psicología, la educación social, la docencia y la policía, y aplicaciones piloto en contexto clínico. Dicha herramienta contiene un total de 24 factores de riesgo, 6 de protección y 15 variables identificativas del caso.

Entre los factores de riesgo encontramos 28 factores agrupados en cuatro dimensiones: 1) Características de la violencia ; 2) Características del agresor; 3) Características familiares; 4) Características protectoras.

Considerándose también otros factores de riesgo como la edad de inicio de la VFP, comisión de VFP por parte de hermanos/as; actitudes frente al uso de la violencia; falta de valores; tipo de violencia ejercida; fallo en intervenciones anteriores; migración, reagrupación familiar, separación temporal entre padres e hijos, cultura de origen; alianza terapéutica; víctimas de violencia de género (madre o hija agresora). También se propuso la utilización de un lenguaje inclusivo que dejara clara la posibilidad de que ambos sexos pudieran ser víctimas y agresores (aunque no se han encontrado evidencias significativas sobre este hecho)

Referencias:



Vargas-Trujillo, J.J., Sahagún-Navarro, M., Cardenas-Rodríguez, R., y Ramírez-Giraldo, A.F. (2016). Las consecuencias de la violencia filio-parental reflejadas en una historia de vida. Cuaderno de Trabajo Social, 29 (1), 119-128.

Claver-Turiégano, E. (2017). Aproximación teórica a la violencia filio-parental. Redes, 35, 21-32.

Loinaz, I., Andrés-Pueyo, A., y Pereira, F.R. (2017). Factores de riesgo de violencia filio-parental: una aproximación con juicio de expertos. Acción psicológica, 14, (2), 17-32.



VIOLENCIA FILIO-PARENTAL: UN ANÁLISIS DE SUS CLAVES

Tras estudiar a 107 padres y madres que habían sido víctimas, encontró que sufrían: insomnio,
depresión, impotencia, sentimientos de frustración e, incluso, idearon o intentaron suicidarse.
Asimismo, algunas madres y padres necesitan medicación para superar el estrés y la tensión
que viven, y otros recurren a las drogas y/o alcohol para hacer frente a la situación de
desesperación, incredulidad, impotencia y falta de apoyo; así como: miedo, conmoción, estrés
y culpa o trastorno de estrés postraumático.
También se encuentran otras consecuencias como que los progenitores dedican tanto tiempo
y esfuerzo al hijo con problemas que desatienden al resto de los hijos, sus responsabilidades
laborales, tienen bajas médicas o ausencias frecuentes del trabajo, y se incrementan las
situaciones de tensión y discusión en la pareja, pudiéndose dar el divorcio. Los progenitores
maltratados tienen serias dificultades para aceptar abiertamente que su hijo se comporta
agresivamente con ellos y niegan el problema, aunque de admitirlo lo mantienen en secreto,
perpetuándose el maltrato.
Una de las razones que explicaría esta reacción sería la depresión de los padres y madres o su
vergüenza por haber fallado como educadores. En otros casos, la razón principal de que los
padres no exterioricen este problema es un verdadero miedo a que ello produzca futuros y
más graves incidentes de violencia en el hogar.
La violencia filio-parental, cuando el hijo o hija son menores de edad, está presente en todas
las clases sociales, si bien, es en los extremos porcentuales donde aparecen representadas
familias de bajos y altos niveles socio-económicos con una diferencia porcentual baja (Aroca,
2010), siendo el porcentaje más significativo (sobre el 75%) el que corresponde a familias que
pertenecen a la clase media-media y media-alta. Este tipo de violencia aparece en todas las
estructuras familiares (monoparentales, reconstruidas, de adopción, acogimiento o nuclear).
No obstante, la familia monoparental constituye un factor de riesgo determinante, por ser
donde aparecen más casos de violencia filial.
También existen otros factores involucrados en la VF como son: las prácticas de crianza que se
caracterizan por la irritabilidad, comunicación intrafamiliar insuficiente, poco control y
supervisión parental, prácticas coercitivas, falta de afecto, normas y límites escasos,
inexistentes o inconsistentes y niveles de cohesión familiar bajos.

Aroca-Montolío, C., y Lorenzo-Moledo, M. (2014). La violencia filio-parental: un análisis de sus claves. Anales de Psicología, 30 (1), 157-170.

TEORÍAS SOBRE EL INICIO DE LA VIOLENCIA FILIO-PARENTAL DESDE LA PERSPECTIVA PARENTAL: UN ESTUDIO EXPLORATORIO

Los progenitores sugirieron que diversas variables desempeñan un papel esencial en el
aumento de la agresividad observada en sus hijos, relacionada con el comienzo de la
Educación Secundaria. Entre ellos, los cambios hormonales, la entrada al IES, el cambio de amigos,
la disminución del control parental, el empeoramiento de la comunicación padres-hijos, la
menor influencia de los padres y la mayor influencia de los iguales y de la «calle», la menor
confianza de los padres y el no saber «con quién se junta mi hijo» son variables que subyacen al
incremento de la violencia en las interacciones filio-parentales dentro y fuera del hogar.
A continuación se exponen las tres principales teorías implícitas que, desde la perspectiva de
los progenitores, explican el primer episodio de VFP.
Teoría del alumno ausente:
Los problemas conductuales y de rendimiento, derivan hacia el absentismo escolar con tintes
de rechazo a la escuela. Esta decisión conlleva a que el menor transforme radicalmente sus
hábitos al sustituir un escenario estructurado y normalizado como es el centro educativo, por
la «calle», un contexto en el que se relaciona con iguales con los que comparte problemas
similares y sin supervisión adulta. La «calle» se operativiza en este caso como amistades
negativas, pasividad (actividades no dirigidas a un fin concreto), apatía y conducta disruptiva.
Teoría del alumno consumidor
El consumo abusivo de sustancias (alcohol, cannabis y cocaína) con el grupo de amistades
perjudiciales es la causa de la VFP, a lo que hay que sumar otros problemas convergentes
como el fracaso escolar, el absentismo y el alejamiento de la rutas normativas de desarrollo
evolutivo y la desconexión emocional de dos contextos esenciales en este periodo del ciclo
vital, familia y escuela.

Teoría de la acumulación de la tensión
En esta teoría se plantea la presencia de unos factores previos (o distales) que contribuyen a
incrementar el malestar («rabia») que, en ocasiones, se manifiesta en un problema de ajuste
que conlleva, aunque no siempre, el consumo abusivo de drogas y, posteriormente, la VFP. Las
variables antecedentes son la dificultad de los padres para hacer cumplir las normas y respetar
los límites y la influencia de las amistades (negativas y de mayor edad) y otros modelos
familiares con los que compararse. Estas últimas variables se relacionan con un cambio
conductual y actitudinal del adolescente. En este modelo, la influencia de la variable «calle» y
la pérdida de hábitos y referentes incrementan significativamente con el tiempo.

Del Moral-Arroyo, G., Martínez-Ferrer, B., Suárez-Relinque, C., Ávila-Guerrero, M.E., y Vera-
Jiménez, J.A. (2015). Teorías sobre el inicio de la violencia filio-parental desde la
perspectiva parental: un estudio exploratorio. Pensamiento Psicológico, 13 (2), 95-107.

OTRAS CARACTERÍSTICAS DE LA VFP

Vamos a ver otros factores asociados a la VFP, además de definir de nuevo la Violencia filio-parental

La violencia filo-parental es un acto realizado por un niño con la intención de causar dolor físico, psicológico o financiero o ejercer poder y control sobre un padre, como parte de un patrón repetido de comportamiento.

(Coogan, 2014)

Cuando se da este tipo de violencia, la dinámica de poder convencional intrafamiliar se invierte, los hijos poseen el control y los padres se sienten ausentes de poder, incapaces de tener autoridad como padres.

Las teorías del ciclo de la violencia piensan que los niños lo que hacen es replicar el comportamiento problemático y violento del padre del mismo sexo. Otros estudios y teorías consideran que los niños que son víctimas o presencian algún otro tipo de violencia intrafamiliar tienen más probabilidades de desarrollar VFP.

Sin embargo, este planteamiento no recibe todo el apoyo de los estudios. Autores consideran que no existe una relación directa entre la experimentación de violencia y el desarrollo de violencia filio-parental.

Referencias:

Coogan, D. (2014). Responding to Child-to-Parent Violence: Innovative Practices in Child and Adolescent Mental Health. Health & Social Work, 39(2), e1–e9. doi:10.1093/hsw/hlu011.

¿Con qué se relaciona la VFP?

La violencia filio-parental (VFP) es un tipo de violencia familiar. Es dirigida desde los hijos hacia los padres, para conseguir control; y puede ser física, psicológica y/o económica.

Suele asociarse a la experimentación de otros tipos de violencia y a estilos de crianza parentales basados en el castigo y la privación emocional. Estudios demuestran el cambio en las relaciones parentales, cada vez más simétricas, pasando a un estilo parental más permisivo.

La VFP podría derivarse de:

  • La incapacidad de los padres para establecer límites a la conducta de sus hijos
  • la incapacidad para establecer consecuencias contingentes a su conducta.

Podemos considerar que la violencia de los hijos hacia los padres está estrechamente asociada al estilo de crianza que estos desempeñan desde edades tempranas, que dirigen y controlan de alguna manera el comportamiento del niño.

Referencias:

Calvete, E., Gámez-Guadix, M., & Orue I. (2014). Características familiares asociadas a la violencia filio-parental en adolescentes. Anales de psicología, 30(3), 1176-1182.

DESCRIPCIÓN DE UN PROGRAMA INNOVADOR DE INTERVENCIÓN PRECOZ

Las familias que sufren violencia filio-parental requieren una intervención inmediata para reducir la conflictividad familiar y el malestar existente. Las experiencias existentes en el tratamiento de la violencia filio-parental están demostrando que con los recursos o programas genéricos centrados en problemas del comportamiento de los hijos/as adolescentes, en la competencia parental y/o relaciones paterno-filiares no se obtienen resultados eficaces. Los programas más interesantes por las evidencias empíricas de su eficacia son el Multisistemic Therapy de intervención precoz en el ámbito judicial y el LifeSkills Training dirigido a la población general.

En relación al Programa de intervención precoz de violencia filioparental que presenta este estudio, se trata de un programa de carácter psico-educativo con un abordaje cognitivo-conductual de tipo grupal (5-10 participantes) que tiene en cuenta la orientación de la terapia familiar sistémica en la intervención familiar incluyendo el diagnóstico del sistema relacional.

Los/as adolescentes y los padres/madres tienen un espacio por separado para el aprendizaje de habilidades y estrategias, compartiendo experiencias con personas que están en situaciones similares. Posteriormente, los participantes ponen en práctica las habilidades aprendidas en su contexto familiar bajo la supervisión de un/a profesional.

Los objetivos generales del programa son la reducción de las conductas de violencia filio-parental y el aumento de las conductas respetuosas y prosociales, así como la mejora de las relaciones paterno-filiares, instaurando estrategias alternativas adecuadas para la resolución de conflictos en las interacciones familiares.

Potencialmente este programa podría ser aplicado para casos de VFP incipiente o también para casos más graves, de la misma manera que se podría aplicar sólo el subprograma de adolescentes, progenitores o el de familias. La evaluación de este programa sigue su curso, y se espera que los resultados derivados de la evaluación se publiquen en los próximos años.

Ibabe-Erostarbe, I., Arnoso-Martínez, A., & Elgorriaga-Astondoa, E. (2018). Programas de
intervención destacados en violencia filio-parental: Descripción de un programa
innovador de intervención precoz. Papeles del psicólogo, 39 (3), 208-217.

INTERVENCIÓN A TRAVÉS DE LA MUSICOTERAPIA

La Musicoterapia se define como el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en ambientes médicos, educativos y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades, buscando optimizar su calidad de vida y mejorar su salud física, social, comunicativa, emocional e intelectual y su bienestar. Es una disciplina que trata de restablecer la comunicación, las relaciones, ayudar al usuario a adquirir potencialidades, tomar conciencia de sentimientos, actitudes, conflictos, y favorecer la integración grupal y social, entre otros (Wigram, Nygaard & Ole, 2005).

Una de las conclusiones principales de este trabajo es que en el trabajo en Musicoterapia con adolescentes con problemas emocionales y de conducta, habitualmente se realiza una intervención individualizada (Mcferran, 2010) y sistémica (Lindahl y Thompson, 2017), teniendo en cuenta las dimensiones abordadas y otros factores determinantes para el uso y consolidación de la violencia filio-parental.

la Musicoterapia familiar incluye a todos los miembros de la familia, desde una perspectiva sistémica, con el objetivo de que cada integrante alcance los cambios terapéuticos necesarios en sus relaciones mutuas (Bruscia, 2007). Oldfield (2006) destaca que la música puede ayudar a profundizar en las relaciones familiares, ya que provee un espacio donde compartir experiencias creativas mientras favorece la adopción de actitudes más positivas entre los miembros de la familia.

Passos (2013) recoge que los lazos familiares han sufrido en las últimas décadas un debilitamiento debido a la fragilidad de las funciones parentales en torno a las representaciones familiares y el ejercicio de la autoridad; en la valoración de las relaciones familiares, la evaluación musicoterapéutica permite ver en la música estas relaciones intersubjetivas sin las barreras y resistencias que pueden aparecer en la evaluación psicodinámica, por lo que complementa a la perfección la evaluación psicológica.

Se basa en dos teorías: las constantes de la música en la Musicoterapia de C. Purdon y el principio de analogía en Musicoterapia de H. Smeijsters.

La perspectiva profesional terapéutica defendida en este artículo se basa en el trabajo en familia, con la aspiración de involucrar a todos los miembros en las sesiones, para abordar, analizar y reestructurar los roles familiares, a través las dinámicas relacionales toda vez que aparece la violencia filio-parental.

Tujillo-Vargas, J.J., & López-Ruiz, A. (2018). Intervención en violencia filio-parental a través de
la musicoterapia. Hekademos: revistaeducativa digital, 24, 80-87.


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